Nada más llegar a Pekin el sr. Yang nos llevó a comer y podeis imaginar el apuro con los palillos. A partir de ese dia me negué a comer con ellos y pedía cubiertos. Sin embargo mi amigo y compañero de viaje,Juan L. Cano no utilizó los cubiertos ni una sola vez.
Nada más llegar a Pekin el sr. Yang nos llevó a comer y podeis imaginar el apuro con los palillos. A partir de ese dia me negué a comer con ellos y pedía cubiertos. Sin embargo mi amigo y compañero de viaje,Juan L. Cano no utilizó los cubiertos ni una sola vez.
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